Este año me llevó por un viaje profundo hacia mí misma. Fue como un gran espejo que me mostró verdades que, aunque no quería ver, necesitaba enfrentar. Hoy quiero compartir contigo las tres lecciones que transformaron mi 2024, con la esperanza de que también te inspiren a abrazar tu propio camino.
1. Aceptación: La clave de todo. A veces nos encontramos corriendo sin rumbo, agotadas, desconectadas de nosotras mismas.
Para mí, el primer paso hacia el cambio fue aceptar que estaba en ese lugar. El momento crucial fue sentarme en silencio, escuchar los latidos de mi corazón y preguntarme: “¿Qué me está diciendo?”.
Mi corazón me gritaba que estaba agotada, que había descuidado una parte muy personal de mi vida. Una batalla legal que había evitado enfrentar porque no quería sentir el dolor que traía consigo. Me refugié en el “hacer y hacer” para evitar mirar dentro, hasta que mi cuerpo y mi mente dijeron basta. Fue entonces cuando entendí que aceptar mi realidad era el primer paso para cerrar ese capítulo y permitirme un renacer.
Reflexión: Aceptar no es rendirse; es abrir los ojos y el corazón para entender dónde estamos realmente y qué necesitamos cambiar.
2. No puedes dar de un vaso vacío. Este año aprendí que dar más de lo que tienes es un boleto directo al agotamiento. Por mucho que queramos ser fuertes y estar para los demás, no podemos dar lo que no poseemos. Yo estaba ejecutando en vacío. Me enfocaba en crear y dar porque no quería enfrentar mi realidad, pero eso solo me llevaba a terminar rota al final del día. Aprendí que es fundamental llenarnos primero a nosotras mismas: con amor, con descanso, con tiempo para sanar.
Reflexión: Si no te priorizas, tarde o temprano te sentirás agotada. Llena tu vaso primero y luego comparte lo que desborde.
3. Vivir no debe ser negociable. Hubo un momento en el que me olvidé de vivir. Estaba tan enfocada en “hacer” que me olvidé del “ser”. Dejé de sonreír, de bailar, de disfrutar las cosas simples de la vida. Cuando digo que “vivir no debe ser negociable”, me refiero a que no debemos posponer nuestra felicidad por cumplir con expectativas ajenas. No debemos olvidar que la vida no se trata solo de alcanzar metas, sino de disfrutar el camino, con sus altos y bajos, con sus imperfecciones.
Para el 2025, mi enfoque será simple: aceptar lo que no puedo cambiar, dar desde un vaso medio lleno y vivir una vida bonita e imperfecta. Se trata de buscar soluciones, no excusas. De celebrar los procesos y recordar que la vida es mucho más que solo trabajar y cumplir.
Reflexión: No permitas que el hacer te robe el ser. Vive cada día como un regalo, porque eso es lo que realmente es.
Una invitación a reflexionar
Quizás estas lecciones también resuenen contigo. Si alguna vez te has sentido desconectada, recuerda que está bien detenerte, escuchar tu corazón y darte permiso para soltar lo que ya no encaja en tu vida. A veces, desconectarnos de nosotras mismas es la única forma de reconectar con lo que realmente importa.
La vida es un proceso continuo de aprendizaje, de reinvención y de celebración. Y si algo he aprendido este año, es que siempre está bien empezar de nuevo. ¡Brindemos por vivir una vida llena de colores y por atrevernos a renacer cuantas veces sea necesario!
Con mucho cariño
Omayra
Comments